jueves, 5 de mayo de 2016

"Con el estandarte del ideal hasta el final"

mayo 4, 2016 

Bajo un bello y melancólico otoño sanrafaelino, el viernes 15 de abril de 2016 a las 6:45hs falleció María Agustina Geyer Garro de 20 años de edad, exalumna de nuestro colegio.

Fue una joven extraordinaria. Pasó por nuestras aulas tan solo cinco años; pero se encargó de llenar, más de lo que imaginábamos, nuestros corazones y nuestras vidas. Ella padecía una enfermedad congénita, cuyo nombre es fibrosis quística del páncreas. Se la descubrieron cuando tenía casi 5 años y a partir de allí comenzó a ser cada vez más consciente de su calvario. Jamás usó su enfermedad como excusa o justificación que podía ser legítima, para los exámenes, para Educación física, para las actividades, etc. Muy por el contrario, siempre estaba entre las que más se destacaban, según lo que sus fuerzas le permitían entregar.

Sus virtudes eran universales, abarcaban a todos y a cada uno, nunca tuvo preferencias por nada, ni por nadie. Su alegría era increíble, era una campanita que repicaba en todos los recreos. A tal punto tenía estas virtudes tan arraigadas, de fortaleza y alegría, que si alguno se enteraba de que estaba enferma no podía ensamblar esta idea con su imagen.

Su compromiso con la fe, fue admirable. A pesar de las pocas fuerzas físicas de estos dos últimos años, hasta el final de sus días, fue dirigente de un grupo llamado Cruzados de Jesús en la Parroquia “San Maximilano María Kölbe”, también catequista y vendía después de Misa unas revistas pro vida. Esto lo llevaba junto con sus estudios de Administración de Empresas.

Otra característica que la hacía hermosa, era que nunca hacía sentir mal a nadie. Los demás siempre éramos sus seres queridos, y si alguna vez, alguien le tenía que decir “no” a algo o corregirla o si alguien le infería alguna ofensa, ella siempre salía al paso, comprendiendo la respuesta, aceptando o disculpando.

Como podrán apreciar, nos deja grandes ejemplos a imitar; pero sobre todo nos ha hecho un gran regalo. Además de su ejemplaridad y su cariño, el darles a las hermanas del colegio la oportunidad de ver ya engendrada en el Cielo una hija más.

Todo esto lo entenderán mejor cuando lean su discurso de agradecimiento del Acto de Colación.

¡Muchas gracias Agustina!

Hna. María de los Jóvenes.
Directora del Nivel Secundario

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Este es su discurso:
“¡Tenemos tanto que agradecer!

En primer lugar agradecer a Dios, Nuestro Señor que inspiró al Padre Buela la fundación de las Servidoras del Señor y de la Cruz de Matará e impulsó la creación de este Colegio: Isabel La Católica, que amo tanto.

Agradezco a Dios la gracia inmensa de haber pertenecido al alumnado de este colegio, que me formó como persona, llenando de verdad mi inteligencia y de fuerza mi débil voluntad.

Entre aquellas paredes aprendimos el Valor de la persona humana, la historia como sucedió; la filosofía que nos preparaba para entrar en la teología… Aprendimos a querer a la patria, a respetar nuestras raíces y a amar al prójimo como a nosotras mismas por amor a Dios.

Dimos hermosos recorridos por los pensadores, escritores, poetas; vislumbramos en la belleza del arte la fe que nos ha sido legada.

Este colegio, que nos dio la posibilidad de recibir a Jesucristo en la Eucaristía todos los días; la gracia de tener Santa Misa semanal; de procurarnos sacerdotes para la confesión; que nos brindaba retiros para mejor adentrarnos en los misterios Divinos. La gracia inmensa que tuvieron muchas compañeras de peregrinar a Europa, a las Jornadas Mundiales de la Juventud, a los grandes santuarios de la Cristiandad, noté el fervor, el entusiasmo y sobre todo el amor que crecía por la Santa Iglesia y que también lo supieron transmitir a las que no habíamos podido ir.

También los Juegos Florales, esas competencias sanas que tanto nos divertían y nos enseñaban que lo importante no solo es el talento sino la actitud, era un “honor” competir. Los inolvidables campamentos y travesías donde se ponen en práctica muchas virtudes como la abnegación, la humildad, la obediencia, donde se aprende a ser señor de las cosas y no esclavo de ellas.

No puedo dejar de mencionar nuestro viaje de egresadas, que inició nada menos que con la beatificación de nuestro Cura Brochero, culminó con la gran misión en Santiago del Estero y estuvo coronado por la consagración a la Santísima Virgen en Salta, “gracia inmerecida la de estar a los pies de la Madre de Dios para decirle que ya no somos nuestras, sino de Ella”

Agradecer a las hermanas, a TODAS, porque han dejado una huella imborrable en nuestras almas. Les agradecemos la lucha incansable que llevan, para moldear nuestros espíritus. Ellas son un verdadero ejemplo de entrega y amor al Señor.

A los profesores, siempre dispuestos a ayudarnos, a aconsejarnos, a despejar dudas… inquietudes ¡Gracias por estar tan bien formados y transmitirnos la verdad!

Muchas gracias a las secretarias, preceptoras y celadoras, en ustedes hemos encontrado la respuesta pronta a nuestras necesidades, gracias por tanta paciencia y cariño.

Y a mis compañeras ¿Qué le puedo decir a mi quinto querido? GRACIAS, mil gracias, y gracias a Dios porque la amistad es un regalo de Él y ustedes son para mí un verdadero tesoro… en ustedes encontré la ayuda para llevar la cruz de todos los días, supieron arrancarme una risa cuando estaba triste, darme una palabra de aliento cuando estaba desanimada… siempre estuvieron presentes sobre todo con la oración que me sostuvo en todo momento ¡Cuántas conversaciones, cuantas horas compartidas, cuantas alegrías, enojos, festejos, “estuks”! ¡Amigas, llevémonos siempre en el corazón, esta amistad que está fundada en Cristo es eterna, y seguirá en el Cielo donde ya está Verito Gargiulo esperándonos!

También agradezco a todas las familias por su incondicionalidad, por su presencia permanente en todo lo que necesitábamos.

Ha llegado el tiempo de despedirnos, me llevo tan cargada la mochila de tantas bellas cosas que viví.
Pido a la Santísima Virgen la gracia que todas podamos encarnar aquello de San Luis Grignion de Montfort de “llevar en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios, sobre nuestros hombros el estandarte ensangrentado de la Cruz, en la mano derecha el Crucifijo, el rosario en la izquierda, los sagrados nombres de Jesús y María en el corazón y en toda nuestra conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.”

Que nuestra patrona la Reina Isabel nos bendiga desde el cielo y nos conduzca para ser las mujeres que Dios quiere y la patria necesita.

¡Que así sea!






Muchas gracias.”

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