lunes, 21 de diciembre de 2015

Aprovechando los últimos días de Adviento…



Estimados amigos todos:

Ya que estamos en tiempo de adviento y aprovechando los días que quedan de este precioso tiempo, deseaba escribirles para poner ante ustedes las intenciones por las que necesitamos muchas oraciones. Y ese es el principal motivo por el que hoy me decidí, sin dejar pasar más tiempo, para aprovechar los tres días que nos quedan… no dejar de implorar oraciones y sacrificios por nosotros. Digo nosotros, porque quiero hacerme el vocero de todos los que estamos por estas tierras tanzanas. Van entonces nuestras intenciones…

En primer lugar, les pido que recen mucho por la recuperación del P. Johntin. Como saben él sufrió un accidente de moto cuando regresaba de la visita a una aldea. Eso fue el 9 de abril del año pasado, es decir que su calvario lleva más de un año y medio. Ha tenido cuatro operaciones, ha estado internado en Tanzania y en Egipto, y ahora hace tres días que llegó a Italia, donde lo internarán otra vez, para hacer estudios. Su diagnóstico es “delicado”, y deberán ver qué hacer con su osteomielitis. De más está decir que el P. Johntin es sumamente necesario en nuestra misión. Es un gran sacerdote y misionero, trabajador incansable y muy alegre. Por favor, recen mucho por él.

En segundo lugar aprovecho a pedirles oraciones por los que estamos aquí, el P. Víctor Guamán y yo. El padre Víctor cumple mañana tres meses de sacerdote, y ya lleva más de un mes en la misión. Recen por nosotros, para que seamos buenos misioneros, o mejor dicho, santos misioneros, que es lo que hace falta. Que sepamos sacrificarnos y dar la vida cada día, que no nos quedemos en pequeñeces, y tengamos siempre bien alto el ideal de la santidad y la salvación de las almas por sobre todas las demás cosas. Que sepamos que el secreto de un apostolado fecundo se encuentra al pie del crucifijo, y que las almas recibirán la plenitud de los bienes de Dios, en la medida que Dios colme el alma del misionero.

En tercer lugar les pido oraciones por nuestros fieles, por las almas de nuestra misión… y ¿porqué no extendemos la oración a todas las almas, más allá de los límites de una parroquia, y más allá de los límites del tiempo? Es decir, por todas esas almas, aún las que no conocemos, y que tal vez vengan en un futuro. Por todos los que van a habitar aquí algún día, y serán herederos del trabajo que nosotros hagamos ahora. Pido oraciones por nuestros cristianos, por los que tienen su fe firme, pero por tantos y tantos de fe débil e incipiente. Nuestra misión no tiene muchos años, nuestros fieles son de segunda o tercera generación de cristianos. Dentro de los límites parroquiales contamos con más de 100.000 almas, entre los cuales hay muchos cristianos, pero también muchos paganos, tal vez la mayoría.

Y hoy en la oración al pensar de nuevo en el paganismo se me llenaban los ojos de lágrimas y el alma de sentimientos. Tal vez escuchamos esa palabra tan fríamente, como yo la escuchaba antes, antes de estar en un lugar como este. Pensemos que paganismo significa oscuridad, tinieblas… flechar entre sombras. ¡Pensemos que significa no saber quién es Cristo! No sé cómo expresar una realidad tan tremenda… ¿se imaginan, hermanos, vivir sin saber quién es Cristo? Eso no es vivir, sino morir. Pobres paganos que no saben de los consuelos de tener una Madre amorosa en los cielos. Pobres almas, que no hay que imaginar como algo abstracto, sino que yo los veo, con rostros concretos, de niños, de jóvenes, y viejos. Rostros tristes y sin brillo. ¿Qué puede ser el paganismo, sino vivir sin saber que Dios está en la Eucaristía? ¿Qué puede significar vivir sin saber que Cristo murió, y está allí, dando su vida por nosotros?

Hoy en la oración me veía tan limitado en mis oraciones, ante un inmenso campo, una mies infinita… y pensaba que lo mejor era pedirles a ustedes que me ayuden a rezar por ellos. El paganismo es una de las cosas más tristes que pude existir, y nosotros lo vemos todos los días.Yo miro, o me imagino, los límites de mi parroquia… y esas almas que ni siquiera conozco y son “mis” almas… y no tengo más que deshacerme en lágrimas y súplicas al Dios bondadoso, que Él cuide de ellas, y que como Padre Providente, envíe más obreros a su mies. Me da pena que en tanta necesidad, tan urgente y grave, sólo tengan a este misionero, tan flojo y defectuoso… ¡Si al menos, tuvieran un santo! Otra cosa sería, aunque fuera uno sólo, valdría por mil.

No sé cómo hablar de lo que estoy hablando… no sé cómo trasmitir este fuego. Hay que rezar, y mucho, deshacerse en oraciones, sacrificarse en todo, “gastarse y desgastarse” en la oración. Y más todavía, como sigue siendo tan imperfecta nuestra ofrenda… no cejar hasta verse identificados totalmente con Cristo en el Santo Sacrificio del altar.

Pido finalmente que recen por nuestros proyectos, pero en definitiva, que sean proyectos de salvación de almas… que busquemos por todos los medios cómo salvar al mayor número posible. Que no pongamos nuestra esperanza en los medios materiales, y que cuando los debamos utilizar, siempre sea a mayor gloria de Dios.Pero siempre con la gracia de conservar la sencillez y simpleza, que la pobreza de Cristo brille en todo su esplendor. Que aún nuestras obras sean despreciadas por los mundanos, que no brillen ante ellos. Me refiero a lo material, que en definitiva no está el éxito ni la salvación de las almas en eso, que los apóstoles comenzaron sin nada, que los primeros misioneros llegaban sin nada, que nuestra Congregación siempre se destacó por la pobreza. Las obras tendrán fuerza, en la medida que estén impregnadas de la gracia, y esta sólo se recibe en la unión con Cristo por la oración. Pidan para que entendamos todo esto y sepamos vivirlo.



Tendría muchas más intenciones para poner en sus oraciones, pero no acabaría nunca… Les pido que recen por nosotros en estos días que quedan de adviento, y luego sigan, que son muchos los que no conocen a Cristo y viven en la tiniebla del paganismo. Les pido que hagan el favor de reenviarlo a todos los que puedan unirse a estas oraciones.

Dios los bendiga. Y cuenten con las nuestras, y en particular las dirigidas en la celebración de la Santa Misa.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE.

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