domingo, 18 de octubre de 2015

"BUSCAR LA SANTIDAD EN FAMILIA"

¡Feliz día a todas las Mamás! 

Como un pequeño homenaje a todas las madres, ofrecemos unas reflexiones sobre:

"BUSCAR LA SANTIDAD EN FAMILIA"
Hoy vamos a hablar de los medios que tenemos para llevar una vida espiritual seria pero en y como Familia, para cumplir la vocación a la santidad y al amor!


“Todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía (los obispos y sacerdotes), ya pertenezcan a la grey (el pueblo fiel), son llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: ‘Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación’.” (LG 39)

O sea, todos estamos llamados a la santidad: religiosos, solteros o casados. Pero, ¿cuáles son los medios por los cuales las familias, alcanzan esta santidad a la que Dios los llama?

1 – Recibiendo los sacramentos en familia
Los esposos están llamados a santificarse a través de los sacramentos que son los canales de la Gracia Divina.

¿Cuáles son y cómo deben usarlos?

1- El sacramento del matrimonio
Al recibir el sacramento del matrimonio en gracia santificante esta perfeccionará el amor humano entre el hombre y al mujer y los ayudará a que vivan como auténticos cristianos.
La gracia que se recibe en el momento del casamiento no los abandonara, sino que les ayudará a lo largo de toda su vida matrimonial para afrontar las dificultades propias de la vida conyugal: la educación de los hijos, los sacrificios económicos, las incomprensiones, las cruces, etc.
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2- El Sacramento de la Confesión o Reconciliación
Este es otro sacramento al cual deben acercarse con frecuencia para santificarse. Pablo VI les decía a los matrimonios: “Si el pecado les sorprende todavía, no se desanimen, sino recurran con humilde perseverancia a la misericordia de Dios, que se concede en el sacramento de la Penitencia o Reconciliación.”

3- El Sacramento de la Eucaristía
En la Eucaristía debemos de encontrar la fuente de nuestra santificación. Jesus está verdaderamente presente en la Hostia Consagrada. Y está dispuesto a escucharnos y socorrernos. Está más dispuesto a recibir los esposos, a los hijos, a los padres que vayan a refugiarse en El: en su dolor buscando consuelo, en su necesidad pidiendo ayuda, en su alegría trayendo gratitud. A todos El repite: “Al que venga a Mi, no lo echaré fuera” (Jn. 6,37)

2 - La oración en la vida familiar
No bastan los sacramentos es necesaria la oración y la oración en familia que es el pilar donde se fundamenta una verdadera vida cristiana.
- La oración es necesaria para salvarse, “Es necesario orar siempre y no desanimarse” (Lc. 18,1);
- La oración es necesaria para resistir las tentaciones, “Vigilad y orad para no caer en al tentación” (Mt 26, 41) “
- La oración es necesaria para cumplir los mandamientos de Dios, “Si las fuerzas te faltan, ¿por qué no se las pides al Señor? ¿No las tienes? Señal es de que no las has pedido” (Santiago 4, 2)

No debemos olvidar nunca aquello que con toda verdad se afirma: “La familia que reza unida, permanece unida”

3 - Las buenas obras practicadas en familia - La familia como evangelizadora
“Una cierta forma de actividad misionera puede ser desplegada ya en el interior de la familia…Animada por el espíritu misionero en su propio interior, la Iglesia doméstica está llamada a ser un signo luminoso de la presencia de Cristo y de su amor incluso para los «alejados», para las familias que no creen todavía y para las familias cristianas que no viven coherentemente la fe recibida. Está llamada «con su ejemplo y testimonio» a iluminar «a los que buscan la verdad».
Las familias cristianas dan una contribución particular a la causa misionera de la Iglesia, cultivando la vocación misionera en sus propios hijos» Cf. Familiares Consortio 54.

4. La penitencia en familia:
Las familias cristianas hacemos penitencia por tres motivos:
- Para expresarle a Dios -mediante algo que nos "cuesta"- nuestro pesar por haber pecado, por haberle ofendido.
- En recuerdo y unión a los sufrimientos de Cristo que nos redimió colgado de la Cruz.
- Para ayudar a los necesitados (transformando esa penitencia en limosna).
La auténtica penitencia cristiana no es un puro formalismo, un simple cumplir la letra sino vivir el ESPÍRITU de esas prácticas.

“Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan.” ( Juan Pablo II)

M. María del Cenáculo

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