lunes, 27 de julio de 2015

«Nuestra tarea consiste en animar… »


misionesIVE julio 24, 2015 Argentina


Misionando en Misiones – Argentina

«Nuestra tarea consiste en animar a cristianos y no cristianos a realizar obras de amor. Y cada obra de amor, hecha de todo corazón, acerca a las personas a Dios.» decía la Madre Teresa de Calcuta, y eso fue lo que se nos permitió durante la última semana de Junio a todas las hermanas que integramos la Comunidad Apostólica del Hospital Militar Campo de Mayo.

El Obispado Castrense de Argentina ha emprendido un proyecto de misiones y visitas a los distintos Regimientos o Unidades, focalizándose de modo especial en aquellos que quizá no cuentan con un Capellán Castrense o cuyo capellán tiene una amplia zona geográfica para cubrir. Es así como en distintas épocas del año organiza un grupo de misioneros, dispensando para esto de las diversas tareas pastorales a algunos sacerdotes y a alguna comunidad de las religiosas que en Argentina atendemos los Hospitales Militares, para que durante ese tiempo dispuesto se visite algún lugar del país.

Por gracia de Dios el capellán Mayor del Ejército el P. Oscar Naef pidió a nuestra Comunidad colaborar en la visita de dos unidades que se encuentran en la Provincia de Misiones (Argentina) y así fue como el lunes 22 de Junio, en un vehículo provisto por el Obispado Castrense, nos vinieron a buscar para trasladarnos después de un viaje de unas doce horas hasta nuestro primer destino, el Regimiento de Infantería de Monte 9 “Coronel Pagola”, cercano a la ciudad de San Javier, al sur este de la provincia de Misiones[1], bordeado por el majestuoso Río Uruguay.



Al llegar al Regimiento y conformado ya el grupo de misión, participamos de la Santa Misa presidida por el P. José D’Andrea en la pequeña capilla situada entre el Regimiento y el Barrio Militar, en la que pedimos especialmente por los frutos de nuestra visita durante éstos días.



El envío misionero nos fue dado el martes 23 de Junio, inmediatamente después de la Formación, en la que el Sacerdote encargado de la misión explicó ante todo el Regimiento el propósito de nuestra visita en estos días. Allí en cierto sentido pudimos tomar proporción de la magnitud del Regimiento, en el que se desempeñan algo más de cuatrocientos miembros.



Luego nos llevaron a una Sala Museo, que explica la fundación y el desempeño de este Regimiento en nuestra historia. Inmediatamente y para optimizar la visita nos dividimos en tres grupos y acompañados por algunos encargados pudimos visitar todas las instalaciones del predio, los sacerdotes impartían la bendición sobre los puestos de trabajo y el personal presente, y antes de ir al próximo lugar nos dábamos tiempo para conversar brevemente con ellos, también cuando era conveniente el Padre les daba algún breve pensamiento relacionado con la tarea específica que desempeñan en el Ejército y cómo esto trasciende y manifiesta el amor y el servicio a la Patria y a Dios.

Por la tarde del martes comenzamos con la visita de las casas del Barrio, que se encuentra anexado al Regimiento, de igual forma que en la mañana, divididos en grupos para lograr cubrir todas las casas ya que en San Javier estaríamos solamente dos días. Allí también los sacerdotes pudieron bendecir las casas del Barrio y pudimos relevar las necesidades pastorales y catequéticas de la zona, nos recibieron muy bien, si bien no todos profesan la fe católica.

El miércoles 24 por la mañana pudimos regresar a algunos puestos de trabajos en los que nos habían pedido que volviésemos por algún tema particular. Entre esos lugares uno fue el lugar donde practica la banda, y allí supieron deleitarnos con la excelente interpretación de cantos patrios, canciones típicas de Misiones y finalmente la marcha propia de este Regimiento.

Además para este día, según lo previsto, se ofrecieron diversas conferencias de formación para los Oficiales y Suboficiales que estuvieron a cargo del P. Bernardo Conte-Grand y a nosotras nos delegaron el encuentro catequístico con los soldados voluntarios, participaron aproximadamente unos noventa soldados entre varones y mujeres. También hacia media mañana recibimos al Capellán Mayor que dialogó con las autoridades del Regimiento.



Por la tarde continuamos con la visita de las casas del Barrio, concluyendo nuestras actividades con la Santa Misa de Clausura de la Misión que se celebró a las 18.00 hs en un amplio salón del Regimiento, contando con gran participación, fue presidida por el Capellán Mayor que nos acompañó durante este día. La liturgia fue organizada por un grupo del mismo Regimiento que suele encargarse de esta tarea.



Este Regimiento al menos por ahora, no cuenta con un capellán castrense asignado, sino que hace las veces el mismo sacerdote de la ciudad de San Javier, quien en la medida de sus posibilidades los atiende, pero que a su vez tiene varios pueblos vecinos que atender. Quienes han tomado la tarea de la catequesis es un grupo de mamás de los niños del Barrio, preparando los niños para su 1° Comunión y para su Confirmación, los cuales si Dios quiere al finalizar este año recibirán los sacramentos en la Parroquia del pueblo.



El día Jueves 25 después del desayuno con el Jefe del Regimiento, y despedirnos de todos aquellos que nos atendieron con tanta deferencia, continuamos viaje hacia nuestro segundo destino.

Bernardo de Irigoyen: Luego de un viaje de unas cinco horas, aproximadamente a las 13.00 hs llegamos a nuestro nuevo lugar de misión, esta vez la Compañía de Cazadores de Monte 18 “Teniente Primero Roberto Néstor Estévez”, que se encuentra cercano a la ciudad de Bernardo de Irigoyen, en el noreste de la Provincia de Misiones. Después del almuerzo nos organizamos para las tareas de la tarde, nuevamente nos dividimos en grupos de misión y en vehículos nos trasladaron hasta el pueblo para poder comenzar con la visita de las casas de las familias militares, mientras un grupo recorría el Barrio de Suboficiales, dos grupos recorríamos las casas del Barrio de Oficiales. Aquí también los sacerdotes podían bendecir las casas y podíamos relevar las necesidades de las familias sobre todo en cuanto a la vida sacramental.

A las 19.00 hs nos reunimos en la capilla del Regimiento para el rezo del Santo Rosario, e inmediatamente después se celebró la Santa Misa en la que participó el personal del ejército acompañados de sus familias, mientras que otro de los sacerdotes escuchaba confesiones. La liturgia estuvo prolijamente organizada por algunos miembros del Regimiento.



Al día siguiente, viernes 26 por la mañana nos dividimos en dos grupos: un grupo recorrió las instalaciones del Regimiento, mientras otro grupo fue trasladado a la ciudad para poder continuar con la visita de casas. También estaba previsto, de modo similar a lo realizado en San Javier, que a las 10.30 hs se daría una charla de formación para Oficiales y Suboficiales y a las 11.30 hs. para los soldados. Este día también contamos con la presencia del capellán de este Regimiento, el P. Carmelo Di Pietro que tiene a cargo la cura pastoral de esta unidad.

Por la tarde se celebró la Santa Misa de Clausura de la Misión en la Plaza de Armas del Regimiento, presidida por el P. Conte-Grand. Posteriormente, aunque ya estaba anocheciendo, nos quedamos conversando con varias de las familias que prometieron renovar y reforzar la propia vida de fe, procurando acercarse a los Sacramentos.



No queremos pasar por alto otra característica propia de Bernardo de Irigoyen[2], donde hay unos 25 km de la así llamada «frontera seca», que nos llevaron a recorrer brevemente, allí hay un paseo que une ambas fronteras, es algo muy único, incluso en algunos sectores de la ciudad el límite está fijado por un pequeño cordón con monolitos que indican que de un lado es Argentina y del otro Brasil.Aquí estamos del lado de Brasil y el fondo es Argentina en el “Paseo la Integración”



Esa tarde también pudimos visitar un grupo de jóvenes que estaban realizando un retiro-vigilia en preparación para recibir el sacramento de la Confirmación al día siguiente, en la que participaban varios de los hijos de familias que habíamos visitado en estos días.

Ya el sábado por la mañana, después de haber compartido el desayuno con el Jefe y el Sub-Jefe del Regimiento, nos dispusimos para nuestro regreso a Buenos Aires.



Así concluimos con nuestra misión, una misión particular ya que fue de un estilo diverso, no podemos hablar de grandes conversiones o grandes números de sacramentos, o al menos si así fue, sólo Dios lo conoce, lo que sí pudimos apreciar es que por gracia de Dios, muchos se acercaron a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Pero sobre todo podemos decir que el fin de estos días fue animar a los católicos a perseverar en la fe, a transmitirla a sus hijos y vecinos, a seguir trabajando con obras concretas de caridad; a todos para que sigan haciendo el bien, a obrar en conciencia ante Dios, aunque los tiempos sean difíciles y a recordarles que esta nobleza y la práctica de las virtudes hace bien a sus almas, a sus familias, a la Patria y que por esa fidelidad a lo que Dios nos manda se nos abrirán las puertas del Cielo.

Son muchos los ejemplos de sacrificio en servicio a la Patria de tantas personas, que están dispuestas a ir donde sea necesario, realidades a veces dolorosas que hemos visto y conocido, y por supuesto muchas anécdotas que hemos vivido, cosas que a veces no sabe uno como expresarlas y que también por espacio no estamos relatando, pero creemos que con esto podemos presentarles un atisbo sobre lo vivido en estos días, y si bien son muchos los sentimientos que se agolpan queremos ante todo dar especial espacio a dos: la gratitud y la petición.

Gratitud ante todo con Dios, por habernos permitido participar de esta misión en una tierra donde la belleza de la naturaleza y la bondad de la gente nos hablan del Majestuoso Creador, donde también tienen una entrañable devoción a la Santísima Virgen, especialmente en su advocación de Ntra. Sra. de Itatí.

Agradecer a todas las personas que conocimos, especialmente a las autoridades de los Regimientos que nos recibieron, que trabajaron para brindarnos lo mejor, los cocineros, los que hacían el servicio, sus familias, los que nos acompañaron en las distintas actividades, y ciertamente cada familia que visitamos, que nos acogió por un momento en sus casas y que nos confiaron sus intenciones, sepan que por todos uds. comprometemos nuestras oraciones para que perseveren en el bien, para que sigan haciendo el bien por amor a Dios.

Especiales acciones de gracias a Mons. Pedro Candia, al Capellán Mayor del Ejército el P. Oscar Naef, a los sacerdotes encargados de la misión el P. Bernardo Conte-Grand y el P. José D’Andrea, también al P. Rubén Barrientos que nos ayudó algunos días y al seminarista Javier Pazzcuso, quienes nos permitieron ser parte de esta labor, quiera Dios bendecirlos en sus desvelos pastorales para que puedan continuar dando apoyo espiritual a nuestro Ejército. También al Suboficial Leonardo Monzón, el chofer designado para estos días. Por supuesto también nuestra gratitud al P. Capellán de nuestro Hospital, el P. Patricio Walker, que durante esta semana le tocó estar solo en el apostolado.

Por último, también queremos pedir especiales oraciones por nuestra Patria, por el aumento y la santidad de las vocaciones, en todos los rincones del País, haciéndonos eco de aquel «rogad al dueño de la mies…», para que la fe católica progrese y se fortifique en nuestra querida Argentina, también les pedimos que recen por todos los que conocimos y por los que se confiaron a nuestras oraciones. Por último, también nosotras nos encomendamos a sus oraciones para que cada día seamos fieles a esta vocación a la que Dios nos ha llamado, de modo especial en la diaria atención a los enfermos de nuestro Hospital, para que podamos continuar animando a muchos y así finalmente “acercar a las personas a Dios”.

Hermanas del Hospital Militar de Campo de Mayo

[1] Se halla a orillas del río Uruguay frente a la ciudad brasileña de Porto Xavier y tiene una población cercana a los 11.000 habitantes.

[2] La ciudad se encuentra en el punto más oriental de la Argentina continental, en la conocida «Frontera Seca» con las ciudades brasileñas de Dionísio Cerqueira (Estado de Santa Catarina) y Barracão (Estado de Paraná).

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