domingo, 10 de mayo de 2015

Semana Santa en Alepo

misionesIVE mayo 7, 2015 Siria

Con la convicción de que Jesucristo habla a los hombres a través de su muerte en la Cruz con la profundidad de su sufrimiento y de su abandono, este año hemos revivido junto a los fieles los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Misa de la Cena del Señor en la Catedral Niño Jesús, de Alepo
Lavatorio de los pies

El Jueves Santo después de la Santa Misa, el Santísimo Sacramento quedó reservado en el monumento y fue acompañado por los fieles con la Adoración comunitaria y personal.


El Camino de la Cruz

Cada viernes de Cuaresma hemos rezado el Vía Crucis, recorriendo los pasos de la Pasión del Señor junto a un pueblo que desde hace más de cuatro años camina un verdadero Vía crucis. En esta Vía Dolorosa también hemos descubierto otros tantos Cireneos que ayudan al prójimo a cargar su cruz; otras Verónicas que con valentía y sin respetos humanos quieren aliviar el sufrimiento de Cristo enjugando su Rostro; mujeres, como aquellas de Jerusalén que lloraban los dolores del Señor.

¿Dónde los hemos visto? Entre los cristianos:

-cuando a pesar de sus propios sufrimientos, son capaces de encontrar gestos y palabras de consuelo para el prójimo afligido

-cuando a pesar de haber perdido prácticamente todo, no dejan de practicar la caridad concreta con los escasos medios que cuentan

-Cuando después de haber sufrido daños terribles en sus casas por la explosión de un misil en el mismo edificio donde viven, son capaces de decir: gracias a Dios, nosotros estamos bien, el edificio vecino fue totalmente derrumbado y murieron familias enteras; ¡nosotros tenemos que dar gracias a Dios!

En este Vía Crucis, junto al Papa, hemos rezado al Señor que sufre: “En Ti vemos aún hoy a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe en Ti”


Visita a las siete Iglesias

Durante la semana preparamos los monumentos en las diversas capillas que se encuentran en las inmediaciones de la Catedral y el Viernes Santo por la mañana, hicimos la visita a las siete Iglesias, acompañando al Señor en su soledad y sufrimientos en el Huerto de Getsemaní, así como en las afrentas recibidas en las casas de Anás, Caifás, Herodes, Pilato, en el Calvario, y en el silencio del sepulcro.

En cada Sagrario hemos encomendado a Dios el deseo de la paz, el dolor de tantas almas que padecen la crueldad, la violencia y la injusticia en diversas partes del mundo. Nos hemos unido a toda la Iglesia implorando por las necesidades de todos los hombres.
Celebración de la Pasión del Señor

La Iglesia en todas partes del mundo no deja jamás de revivir el misterio de Cristo en la Cruz y busca continuamente los caminos para acercar este misterio del Señor al género humano: a los pueblos, a las naciones, a las generaciones que se van sucediendo, a todo hombre en particular, como si repitiese siempre, a ejemplo del Apóstol: que nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.

Este es también nuestro propósito, al celebrar el misterio insondable de nuestra Redención.
Vigilia Pascual

Al-Masih Qam! Haqan Qam!!! (¡Cristo Resucitó! ¡Verdaderamente Resucitó!)

Este es el alegre saludo entre los cristianos de Medio Oriente para celebrar el misterio de la Resurrección de Nuestro Señor.



A la luz de las palabras del Apocalipsis hemos renovado nuestra esperanza y nuestra confianza: “No temas: yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos” (Ap. 1, 17-18). Y han cobrado una fuerza y una vigencia únicas, aquellas palabras de San Juan Pablo II: «Sea cual sea la situación en que nos encontremos, aunque sea la más compleja y dramática, el Resucitado nos repite a cada uno: “No temas”; morí en la cruz, pero ahora “vivo por los siglos de los siglos”; “yo soy el primero y el último, yo soy el que vive”».

M. María de Nazaret

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