sábado, 8 de noviembre de 2014

¡NO TODAS SON MALAS NOTICIAS!

Desde el Hogar Niño Dios, hagan clic en el link para escuchar este hermoso testimonio


“Hace unos meses atrás mamá visitó a mi hermana Mariela en Córdoba. Entre las dos nació la idea de escribir una carta a “La Vida misma” para la Radio Cadena 3 Nacional, contando en parte mi historia en el Hogar Niño Dios de Belén, en parte el trabajo de la Familia Religiosa en Medio Oriente.

Mi mamá es una mujer de fe, fuerte y muy generosa, lo ha sido con mi padre, lo ha sido y lo sigue siendo con sus hijos y sus 8 nietos. Entre tantas cosas que realiza, también se dedica a llevar adelante un grupo de oración. Mariela está felizmente casada y es mamá de 6 hijos, trabaja como profesora de Química en el Colegio Buenaventura de los Padres Franciscanos, y a pesar de estar muy ocupada con su familia, es muy apostólica, ayuda mucho a los jóvenes, para los cuales organiza varias actividades de orden formativo, sus alumnos la llaman: “la Profe confidente”.

Mamá me pidió que enviara esta carta a los Padres y Hermanas que trabajan en Medio Oriente, es un homenaje para todos ellos. Yo, por mi parte, elevo a Dios una ‘acción de gracias” por la familia que tengo, por el apoyo que me han dado a lo largo de mi vida religiosa y en estos 20 años de misión en Medio Oriente, y ruego para que sigamos siempre juntos hasta la Eternidad, en donde gozaremos como Familia de la Presencia de Dios!

Pueden escuchar haciendo clic en el link y buscar la tercer carta: "Ángeles en la tierra (Nora)"
http://www.cadena3.com/contenido/2014/09/23/135122.asp?titulo=Las-Cartas-de-La-Vida-Misma-del-23-de-septiembre

M. María Pía

Hogar Niño Dios

Si quieren les dejo la carta para que puedan leerla:

"Mientras contemplo una foto que me llegó por mail, veo que el pequeño Sim Sim que, a pesar de sus limitaciones, ya se está independizando, con su escasa estatura y su manito en alto saluda despidiéndose, yendo a su primer día de clases. Esta sería una historia común si no fuera porque sucede a miles y miles de kilómetros de aquí, en Medio Oriente, más precisamente en Belén, donde nació nuestro querido Niño Dios.

Justamente este es el nombre que lleva el Hogar para niños con capacidades diferentes, en el que atiende y es Madre superiora mi hija la hermana María Pía, que junto a cinco hermanas más realiza la admirable tarea, de cuidar, alimentar, educar y sobre todo dar mucho amor a estos pequeños que, sin duda, de no ser por ellas, su vida sería más difícil aún, por ser abandonados o por no tener medios suficientes en sus hogares paternos para atenderlos dignamente.

Este Hogar es gratuito y se mantiene con la mano de la Divina Providencia, que llega a través de generosas donaciones de personas de diversos países del mundo. Impresiona saber que algunos de los aquellos niños, casi en su mayoría, son musulmanes.

Sim Sim, con síndrome de Dawn, fue de los últimos en llegar, por ser el menor de los 24 niños que allí viven, es uno de los más mimados y revoltosos de la casa y que junto a los demás buscan con ternura a las hermanitas...como quién busca un tesoro, a estas mamás del corazón!. Es admirable verlas entregadas al servicio tan sacrificado, de estos niños, con tanta alegría y simplicidad. Siempre las imagino con sus hábitos maltrechos y arrugados, trofeos de su caridad incansable. Ellas hacen maravillas para hacer funcionar el hogar.

Les cuento que, hace más de 20 años, cuando mi hija, una excelente alumna de la facultad, decidió que quería ser religiosa, se armó un revuelo en mi familia ya que no conocíamos mucho de la vida que las monjitas llevaban. Sufrimos bastante con mi marido, quien trató de convencerla de varias maneras de que se quedara, pero no lo logró. Ella a pesar de tener 21 años, esperó a que mi esposo le diera el permiso para marcharse, no quería irse sin su consentimiento. Recuerdo que mi vi llorar dos veces a mi marido, una cuando murió su madre y la otra cuando ella se fue.

El tiempo pasó y cada año renovaba sus votos temporales hasta que al fin, hizo los votos perpetuos en tierra de misión. Nosotros al verla cada vez más feliz, pudimos entender que ella no se equivocó y por la gracia de Dios llegamos a comprender que, si un padre o una madre obstaculiza la vocación religiosa de un hijo, es como si renunciara a un título de nobleza incomparable.

El lugar en el que ella se formó, es muy especial en lo espiritual y muy humano en lo terrenal, ya que se les incentiva a que tengan un contacto muy cercano con la familia de sangre y desde que se fue no ha cesado de darnos grandes satisfacciones y alegrías.

Ella pertenece a la rama femenina del Instituto del Verbo Encarnado, del mismo Instituto al que pertenecen los padres y hermanas que están en los lugares más conflictivos de estos momentos: Gaza, Siria e Irak. Ellos son pastores que arriesgan sus vidas por amor a Cristo y a sus ovejas. En los días más cruentos de la guerra, María Pía nos dijo que si el conflicto llegaba hasta Belén, ella no se iría de allí, que no tenía miedo y que en ningún momento dejaría a sus niños. Esto me recordó a las palabras del Evangelio:“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” y vaya si lo está haciendo! ¿no les parece?

Bueno, para terminar me permito dedicarle estas palabras a mi querida hija : “Juntaste tu amor de madre espiritual con tu esperanza y te largaste a sembrar la Fe en el corazón de niños, jóvenes y adultos. Te enamoraste del Reino y te comprometiste con la Iglesia. Vives el Evangelio y te haces palabra luminosa. Un día recogerás en el Cielo todo el bien que sembraste en la tierra, en especial, el exquisito y amoroso cuidado que le brindaste a estos pequeños ángeles en la Tierra”.

Estoy segura que Dios firma sonriendo lo que acabo de escribir!

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